Las grandes petroleras apuntan hacia el ciclismo.

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Articulo redactado por la BrujulaBike.com

Los rumores de la llegada de Repsol o el patrocinio ya confirmado de Shell a la British Cycling se suman a INEOS o TotalEnergies, sin que termine de quedar del todo claro qué clase de réditos buscan las compañías petroleras en el mundo del ciclismo o si simplemente se trata de una mera operación de lavado de imagen

En las últimas semanas, hemos asistido a los rumores, desmentidos por el equipo, que aseguraban que Repsol entraría el próximo año a formar parte de la nómina de patrocinadores del equipo Movistar.

También hemos asistido en la última semana al anuncio de British Cycling de su acuerdo de patrocinio para los próximos 8 años con la petrolera Shell con el argumento de que forma parte de su plan para alcanzar el balance de emisiones cero de aquí al año 2050.

La llegada de Shell, al igual que sucedió en el año 2019 con el aterrizaje de INEOS como principal valedor del entonces equipo Sky, una de las escuadras más poderosas del panorama ciclista, no ha estado exenta de crítica por parte del ámbito ecologista que ve en estos movimientos una mera maniobra de verdeo de las actividades de estas compañías, históricamente ligadas no sólo al cambio climático achacado en gran medida al consumo de combustibles fósiles sino también a distintos desastres medioambientales.

De hecho, es recordada la intensa campaña de protesta realizada por los grupos ecologistas cuando se conoció la llegada de INEOS y que tuvo su máxima expresión en el estreno de este patrocinio durante el Tour de Yorkshire. Sobre todo, cuando una de las últimas campañas que el equipo realizó con el nombre de Sky se refería a la lucha contra la presencia de plásticos en los océanos.

Una política en la que no sólo INEOS o Shell parecen haber coincidido. También tenemos que incluir a TotalEnergies quien centra su publicidad asociada al ciclismo en patrocinar, además de al equipo profesional francés, distintos eventos cicloturistas en los que además tratan de captar nuevos clientes para sus ofertas de suministro de gas y luz, y donde, por supuesto, no falta la energía solar, la vía de escape que muchas de estas empresas están encontrando ante la incipiente pérdida de relevancia y mala imagen de los combustibles fósiles.

Aunque no se trate de compañías petroleras propiamente dichas, también el dinero del oro negro está presente en los equipos Bahrain Victorious y el todopoderoso UAE Team Emirates, países ambos que deben su músculo económico al crudo que se esconde bajo el suelo de estos pequeños territorios.

Tampoco podemos olvidarnos de la ahora denostada, a causa de su origen ruso, Gazprom, que hasta la reciente guerra de Ucrania era el patrocinador principal de uno de los equipos de referencia en la categoría Pro Team, el segundo escalón del ciclismo.

Sin embargo, si nos trasladamos al punto de vista del mundo del ciclismo, no parece importar demasiado que el origen de esta importante inyección económica tenga como fuente el consumo de energías fósiles.

En un deporte históricamente apremiado por las necesidades económicas, siempre a la sombra de otros ámbitos más profesionalizados como el fútbol y con unos costes crecientes, todo dinero que llegue y permita fichar a los mejores corredores del mercado es bienvenido.

Tampoco es que la conciencia ecológica tenga demasiado predicamento en este deporte, sobre todo si tenemos en cuenta con que actitudes como arrojar bidones vacíos a las cunetas o los envoltorios de las barritas y geles con los que los ciclistas recuperan fuerzas a lo largo de las carreras, no han sido acciones reprobables hasta hace bien poco tiempo.

Por otro lado, el uso de vehículos eléctricos en las amplias caravanas que acompañan a las carreras es algo que, de momento, ni se plantea dados los grandes desplazamientos que se ven obligados a realizar y que no sólo implican a la distancia de las etapas sino también a los, a menudo, amplios traslados de una etapa a otra.

En cualquier caso, la llegada del dinero de las empresas petroleras al ciclismo, más allá de las razones que haya detrás de ello, han servido para subir el listón económico de este deporte lo que por un lado servirá para montar equipos con mayor poderío y, por otra parte, como suele suceder en estos casos, seguramente suponga el aumento de las diferencias entre las escuadras que sí tengan acceso a estos patrocinios millonarios y los que no.