Henry Raabe: “La intención era terminar dignamente en Beijing 2008, me quedó esa espinita”

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Para cualquier atleta de alto rendimiento el llegar a unos Juegos Olímpicos es un hecho que lo marca para siempre. En nuestro país la justa olímpica del 2008 marcó la vida de dos de nuestros más emblemáticos ciclistas: Henry Raabe en la prueba de ruta  y Federico Ramírez en la prueba de mtb.

Para nuestro país esa presencia era histórica debido a que fue la primera vez en que nuestro país presentaba a las dos modalidades, ruta y montaña en una misma edición.

En el caso de Raabe Méndez también tenía un plus le tocaba cargar con la historia de que desde 1976 el ciclismo de ruta no estaba presente en los Juegos, esa última oportunidad le correspondió a Carlos Alvarado Reyes para los olímpicos de Montreal.

Otro dato curioso fue que el único cupo lo estaba disputando frente a Andrey Amador, en ese momento Amador apenas iniciaba en el ciclismo español con la escuadra de Lizarte: “en ese momento me escogieron porque tenía más experiencia, no porque fuera mejor” lo dice con su tono siempre jovial, Henry Raabe,  luego agregó “hoy ni por asomo me imagino ganarle el puesto a Andrey” entre risas.

Henry Raabe fue informado por su técnico Albín Brenes que había sido electo para los juegos, eso fue en enero del 2008  tenía apenas 7 meses para prepararse para una prueba donde muchos de los corredores profesionales llevaban años soñando con el chance de colgarse un oro olímpico.

“La preparación fue lo mejor que pude hacer dentro de las posibilidades, con las uñas como era normal, me enviaron a una pasantía a Bélgica donde corre varios meses, y en Costa Rica mi entrenamiento era de muchos fondos superiores a los 250 kilómetros” nos recordaba Henry Raabe, mientras la camiseta de campeón de la Vuelta estaba enmarcada a un costado de la sala.

La mamá de Henry Raabe preparaba el café de la tarde, el olor sobresalía; mientras armábamos esa momento de ser deportista olímpico “… ser un deportista y ser llamado para representar a su país en unos Juegos Olímpicos no puedo explicarlo es realmente un sueño, yo siempre lo soñé, siempre, luego llegar a la Villa Olímpica era comenzar a vivir ese momento, recuerdo que eran torres de apartamentos y cada torre era para un país” describía Henry Raabe.

Otro de los aspectos que le impactó a Raabe fuera de la competencia era el gran salón del comedor “había comida para cada tipo de región, con cada uno de los detalles y ahí encontraba uno a los mejores atletas de cada disciplina, yo vi a grandes estrellas y todos estábamos ahí comiendo en ese inmenso salón”

“El cañonero del Irazú” recuerda que fue el ciclismo la primera disciplina que entraba a disputarse: “eran 260 kilómetros, yo tenía un plan primero medir como me iba sintiendo, las vueltas fueron pasando y en la subida cerca de la muralla china la verdad es que me sentía muy bien estaba seguro de mi preparación yo iba soportando bien, aunque faltaba la mitad del recorrido, pero me sentía muy bien y mi plan era mantenerme ahí en ese lote el tiempo que pudiera guardando fuerzas para terminar dignamente la prueba, yo quería terminar dignamente”

Costa Rica solo llevaba a Robert Gregorio como mecánico en un carro compartido con otras naciones que al igual que Henry solo llevaban un ciclista; y se ocupaba a alguien en el puesto de asistencia  para tener la posibilidad de hidratar  o de darle  comer, tanto fue así que fue el actual presidente del Comité Olímpico Nacional Henry Núñez , quien se ante la necesidad del tico de poder tener asistencia se fue al puesto de asistencia a tratar de solventar las necesidades del corredor para la alimentación.

“Yo recuerdo que luego la gente trato de ayudar, la hidratación y la comida me supo a gloria, pero el daño en el cuerpo ya estaba hecho, como se dice popularmente, cuando el ritmo se intensifico mi cuerpo ya no tenía la reserva para afrontar la competencia en la parte más exigente” recordaba Henry Raabe mientras su hijo jugaba con una piscina inflable en el garaje de la casa.

“Yo me preparé lo mejor que pude yo quería terminar dignamente” recalcaba Raabe, quizá recordando el momento en que el comisario le dijo que debía abandonar la competencia: “a uno le dicen que debe retirarse y en ese momento fue muy doloroso para mí”.

Raabe considera que dentro de todo lo negativo de ese día debían aprender cosas que las futuras generaciones aprovecharan “debemos tener un cuerpo de apoyo dispuesto para el atleta, ya hoy se hace con Andrey quien además maneja ese tema a diario, pero hoy a los nuevos ciclistas ya no les va a pasar lo que me ocurrió a mí, de eso estoy seguro, porque yo sabía que nadie con el nivel de Centroamérica puede hacer mayor milagro contra esos corredores profesionales, pero lo que uno puedo hacer es terminar dignamente sin ser retirado, esa es la espina que a me quedó clavada”

El café servido en la mesa y las rosquillas apenas para seguir escuchando las historias del “cañonero” quien ya piensa de hecho en los juegos paralímpicos, lo cual ratifica que su espíritu de deportista está intacto y siempre sonando con llevar la bandera tricolor en lo más alto.