Kristoff reina en Flandes, con lo cual colecciona su segundo monumento

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El noruego Alexander Kristoff (Katusha), de 27 años, no ganó en un esprint masivo. Como los grandes y ausentes campeones del Tour de Flandes, atacó de lejos, a casi 30 kilómetros de Oudenaarde, junto con Niki Terpstra (Etixx) y lo fulminó en la llegada con su arrancada a 200 metros. Es su décima victoria en lo que va de 2015. A esto se suma que en el 2014 consiguió la Milan-San Remo su primer gran monumento.

El belga Greg Van Avermaet(BMC) hizo tercero, por delante de su compañero de persecución, Peter Sagan (Tinkoff Saxo). Quizá este pueda ser considerado como uno de los grandes derrotados, aunque parece más adecuado darle el suspenso total al equipo Sky.

El grupo británico fue un ejército implacable durante varias horas, cuando no pasaba gran cosa, pero su líder Geraint Thomas se quedó sin mayor apoyo precisamente en los últimos 50 kilómetros, que con las cotas de Viejo-Kwaremont y Paterberg encadenadas en un bucle, iban a elegir al ganador de la 99ª edición de la gran clásica flamenca.

Nadie puede afirmar que Thomas, quien aparentaba ser el más fuerte, hubiera podido dejar de rueda a un Alexander Kristoff en una condición psicofísica inmejorable. Tampoco le sobraban socios del Katusha a su lado y por eso pegó el arreón que al final le convirtió en el ‘León’ que Flandes buscaba por la ausencia de los grandes dominadores de los últimos años, Fabian Cancellara y Tom Boonen.

Al belga, a lo que parece, le ha salido ya un cachorro con buenas garras. El quinto puesto final de Tiesj Benoot, de 21 años, recordó a las exhibición de presentación de Tom Boonen en la París-Roubaix de 2002 (3º), a su misma edad. Apunten el nombre del corredor del Lotto-Soudal.

En el antepenúltimo de los 19 muros del recorrido tampoco pasó nada. Ataques sin chicha ni limoná eliminaban elementos del gran grupo, pero permanecían los importantes, sin impaciencia. Y en eso llegaron Kristoff y Terpstra. Justo pasado el Kruisberg tomaron ventaja. No salió Sagan. Tampoco Thomas.

El ataque tenía un aspecto equívoco, podía parecer un simple canto al sol. Por eso no hubo respuesta inmediata. Pero era una carga de profundidad. El Sky se había disuelto y sólo Luke Rowe tiraba del grupo en apoyo de Thomas. El duelo contra los ganadores de San Remo y París-Roubaix del año pasado era evidentemente desigual. La ventaja no sobrepasaba el medio minuto, pero tampoco se redujo dramáticamente ni en el tercer y último paso por el Viejo Kwaremont, ni en el definitivo Paterberg.

Los tirones de un André Greipel hiperactivo durante toda la carrera (en al menos tres escapadas, en relevos, en tirones) tampoco fueron suficientes para frenar al dúo Terpstra-Kristoff. Una vez comprobada la ineficacia de lo que quedaba del Sky para controlar la carrera, Greg Van Avermaet decidió buscarlos solo o en compañía de quien quisiera acompañarle, que fue Peter Sagan.

La trepidante persecución entre las dos parejas elevó al fin la atención del espectador. Al principio recortaron terreno, pero el fuelle de Sagan pareció irse demasiado hacia abajo y en el tramo final llano, a cinco kilómetros de la meta, ya solo había dos hombres con posibilidades de ganar este Tour de Flandes. Y, entre los dos, uno era más rápido. Terpstra se vio obligado a lanzar el esprint y a Kristoff le costó muy poco dejarle de rueda y alzar los brazos con rabia.

Fue una edición accidentada, por los problemas de conducción de los coches neutros, igual solo uno de ellos el que sacó de la carrera aJesse Sergent (Trek) y Sébastien Chavanel (FDJ)en dos acciones distintas. El primero, con una clavícula rota. Para más confusión, un arco hinchable de publicidad se desinfló y a punto estuvo de caer sobre el pelotón.