La undécima etapa del Giro de Italia sirvió para presenciar una tregua entre los ‘gallos’ del pelotón salvo por el ataque final de Beñat Intxausti, que no quiso entrar en ese juego y rascó unos segundos en meta que le colocan de nuevo entre los diez primeros. El vencedor del día fue el lituano Ramunas Navardauskas, que llegó en solitario a la meta situada en el alto de Vajont.
Nibali, sin problemas, continúa como líder de la general. Después de la sensacional etapa de montaña que vivimos el martes en el Altopliano del Montasio, los hombres importantes de este Giro decidieron darse un día de ‘descanso’ y no se atacaron entre ellos, salvo Beñat Intxausti.
El corredor vasco, cada día más ambicioso, quiso probarse en los últimos kilómetros para rascar algunos segundos y colocarse de nuevo entre los diez primeros de la general. El del Movistar está demostrando ser un corredor cada día más completo y combativo.
La contrarreloj del pasado sábado le dejó muy tocado pero, lejos de desanimarse, se ha puesto manos a la obra en su misión de terminar este Giro lo más arriba posible. Una carrera que hoy estuvo marcada por el abandono por positivo del francés del Ag2R, Sylvain Georges.
La victoria de etapa era imposible. El pelotón dejó hacer a una numerosa escapada del día, que coronó sin problemas el primer puerto del día, el Sella Ciampigotto (2ª). En su descenso, el alemán Patrick Gertsch fue el encargado de animar el día lanzando un ataque que pintaba ser algo suicida, como luego se demostró.
Después de rodar durante más de 20 kilómetros en solitario, el corredor del Argos se dio cuenta de lo imposible de su objetivo. Por detrás empezaba a haber movimientos y un ataque de Navardauskas fue seguido por Daniel Oss y ambos se lanzaron a por Gertsch, con el que conectaron y al que dejaron atrás antes de la última subida del día, el Vajont (2ª), donde estaba situada la meta.
Fue en su subida cuando el lituano del Garmin, que veía cómo lo de atrás podrían empezar a animarse, decidió atacar y dejó atrás a Oss. Muy valiente, se fue para arriba y su ventaja fue creciendo conforme se acercaba a la meta. Así cimentó su primer triunfo en una gran vuelta que conoce bien.
El año pasado logró vestirse durante dos jornadas con la ‘maglia rosa’ y ahora ha vuelto para llevarse un triunfo de etapa, el segundo del año para él, que ya ganó una en el Tour de Romandía. Después llegarían el resto de escapados y, más atrás, el pelotón, donde Intxausti lanzó un potente ataque que sirvió para arañar hasta 18 segundos a sus rivales de la general. Nibali entraba junto a Evans y el resto de favoritos en un día tranquilo para todos ellos, situación que, presumiblemente, se repetirá este jueves con una jornada entre Longarone y Treviso (127 km) y un perfil apto para los sprinters.