Después de anunciar que llegó el final de su brillante carrera como ciclista profesional, Andrey Amador concedió una extensa entrevista a CRCiclismo y aquí podrá leer la primera parte.
Andrey Amador siempre fue nuestro capo y no porque haya anunciado el retiro, dejará de serlo. Así lo analizamos en crciclismo.com, donde desde siempre hemos seguido pedalazo a pedalazo la legendaria historia que empezó a construir un niño amante de la bicicleta, que fue creciendo y se encargó de poner la bandera de Costa Rica en el selecto pelotón de las grandes ligas del ciclismo mundial.
Ese gregario que cualquier equipo deseaba, no correrá más a nivel profesional por diversas razones, incluida una que en principio no quería que trascendiera, al tratarse de un tema de salud.
Pero luego, el propio Andrey Amador cayó en cuenta de que al contar su caso, podría ayudar a más personas que practican deporte y que ignoran cómo está su corazón. De eso y más habló nuestro eterno capo con CRCiclismo en una extensa e interesante entrevista que podrá leer en este artículo.
Antes de eso, el mejor ciclista centroamericano de todos los tiempos hizo una promesa: “Nos vamos a volver a ver en la calle, haciendo lo que nos gusta, apoyando lo que todos llevamos en el corazón, el deporte, la bicicleta y gracias por el apoyo. Que sea el principio de una nueva etapa”, comentó Andrey Amador.
También adelantó que van a venir sorpresas, pero primero necesita recuperarse.
“Me tienen que operar y tengo que volver a hacer otra rehabilitación, entonces voy a estar un poquito alejado, me toca ir a Europa, pero estén atentos, que van a venir unas sorpresas bonitas y van a ver… Alrededor del ciclismo, obviamente”, destacó.
– ¿Cómo se siente después del anuncio del retiro?
Es como un cúmulo de sentimientos, algo que tarde o temprano llega. La vida es un ciclo y todos lo sabemos, en cualquier trabajo o en cualquier ámbito siempre hay un proceso del inicio como cuando se acerca el final, que es el cambio. Fue una etapa muy bonita, muchísimos años, un ciclo largo y con una montaña rusa de felicidad, momentos también duros, sacrificios y momentos tensos.
Yo lo veía lejano y eran los consejos que siempre me daban los veteranos, que me decían que aprovechara el tiempo, que pasa muy rápido, porque cuando uno se da cuenta ya estaré como ellos. El tiempo pasa muy rápido y quién lo diría… Cuando me fui allá, con 20 o 19 años y ya me estoy retirando, con familia, con hijas y fue como si fuera ayer.
Recuerdo el día que toqué España y lo que hice ese día, como si hubiese sido ayer; imagínese, han sido unos 16 años de profesional, pero también fueron dos años de amateur y más bien viajaba menos a Costa Rica. Ha sido la mitad de mi vida allá y haciendo lo que es el ciclismo.
– Viendo entrevistas a corredores de alta jerarquía, como Rigoberto Urán, Bradley Wiggins y el mismo Alberto Contador y todos coinciden en el miedo al día después. Incluso, Urán dijo que es como un luto, dejar ir algo que ha sido parte de uno. ¿Usted cómo lo ve?
Totalmente, todos sabemos que el deporte de alto rendimiento lo mantiene a uno en un 24/7 en diferentes cosas como entrenar, cuidarse, tener el material en buenas condiciones, cenar bien, descansar y una rutina así durante tantos años, con el estrés, es como ir a hacer un examen, o presentar un informe en un trabajo.
Para nosotros viene la competencia y es ver si todo lo que hemos hecho durante tres meses vamos a rendir y ver cómo estamos, la preocupación de estar entrenando y no sentirse uno del todo bien, o saber que igual hay algo que se pueda cambiar, que se pueda mejorar. Son cosillas que durante tanto tiempo, en el momento en el que usted dice: ‘Hasta aquí llegó esto’, es totalmente un cambio de vida muy radical y más en el caso de un deportista, que es una vida extraña.
Es una vida que lo tiene a uno sometido en el día a día del entrenamiento, alimentación y todo, para llegar a un punto de decir mañana si quiero no entreno y si no salgo también. Ahora puedo comer más esto o lo otro, que pareciera que es más fácil, pero no. Cuando uno ha estado toda la vida con ese estrés haciendo cuatro, cinco o seis horas para presentarse y no entrena, hacer una vida más normal.
Ahora puedo movilizarme en la mañana, sin el estrés de la bicicleta y en la tarde – noche puedo salir a correr, es un cambio que tampoco es fácil. Es diferente, pero en mi caso lo estoy disfrutando, porque veía que ya era mi momento, ya había cumplido un ciclo, pero sí es extraño. A veces como que se siente uno un poquito como perdido, pensando que ahora qué hago.
– Es como cuando a uno le dicen en diferentes profesiones que qué se hace una vez que uno se pensiona. ¿Cuánto meditó esta decisión?
Si le soy sincero, pudo haber sido en mayo o junio. Cuando tuve el accidente, había sido un año lleno, lleno, lleno de lesiones, accidentes y me pasó lo de la pierna, lo del tobillo, algo sencillo que me tuvo quince días parado. Luego, antes del Gran Fondo llegó la caída y me tuvieron que operar la muñeca y tuve la lesión del hombro.
Me recuperé de eso y empecé la primera competición que fue en Italia y luego iba a Vuelta a Cataluña, pero en la primera etapa me caí, tuve unas fisuras en la costilla y además caídas que no eran culpa mía. No sé si son señales o qué puede ser. Después de que me pasó eso en Cataluña seguí entrenando y no descansé casi nada. Me fui a Romandía y lo digo con orgullo, ha sido la primera carrera por etapas en la que me he retirado por rendimiento, porque no podía.
En 16 años nunca, sí me había retirado de algunas por caída, como en una París Niza, que me retiré porque me fracturé la clavícula, pero había rendido bien en la última etapa y uno se va entre lo que cabe, tristecillo por la caída o por la lesión, pero nunca me había tocado retirarme porque me quedé de último.
Aunque fue trabajando, porque nos tocó perseguir un montón, así que me fui con orgullo. Luego no seguí, pero trabajé y mis compañeros no creían que me hubiese retirado. Yo iba a trabajar y sentía que no podía dar relevos, ni estar a nivel de ellos, pero llegué hasta la mitad de la etapa y luego no pude llegar a la otra mitad. Me tuve que retirar.
Luego pensé en un reset, hacer gimnasio como si empezara la temporada. Era descansar diez días y como me cuesta parar, porque a mí me encanta andar en bici, lo disfruto, lo amo, me puse a hacer la construcción de la casa de las chiquitas. Les hice una casa a mis hijas y era la única manera de no entrenar, no andar en bici y desconectar. Hice diez días así, hacía gimnasio y cositas, pero cuando iba a empezar a entrenar, llevaba dos días y fue cuando tuve el accidente con el camión, que no fue culpa mía.
Fue una lesión súper seria, una lesión que cuando me operaron de emergencia, uno de los primeros médicos, de los ortopedistas me daba casi un año de recuperación, tres meses para apoyar el pie. Era de gravedad, aunque en realidad tuve suerte, no fue de estar en coma y de esas cosas que pueden ser más.
A partir de ahí fue cuando empecé a decirme: ‘Será que son señales, que me toca retirarme del ciclismo’. Y luego el equipo, que hoy en día necesita corredores jóvenes, corredores que estén activos y yo sabía que eran mis últimos años, que el año que viene iba a ser el último. Entonces, un corredor lesionado y todo, uno entiende perfectamente que para un equipo es una gran baja, porque no está en competición, que es donde tendría que estar. Vino el proceso de la recuperación de la lesión y larga, porque me tienen que volver a operar y sigue.
– En CRCiclismo nosotros lo decíamos en el momento de Romandía, porque ni siquiera en aquel Tour de Francia de 2011 se bajó de la bicicleta a pesar de aquel esguince. Contra viento y marea lo terminó, pero había juventud y más energía. ¿Lo piensa así?
Nunca me he dejado nada, en las competencias y en los entrenamientos siempre lo di todo. Lo del Tour fue un caso, seguí, un poquito extremo y me lo decía el médico, pero era mi primer Tour y no sabía si iba a ser el último. Yo quería llegar a París, que lo veía por televisión y que los ciclistas celebraban en la Torre Eiffel, en el arco del triunfo y yo quería llegar.
Yo pensaba en llegar aunque fuera de último y así fue, estuve toda la carrera casi de último. En día, de las historias esas, todo el día quedado, porque me quedé en el kilómetro cero, de esos días que la escapada sí o sí llega y que de hecho llegó y al kilómetro 100 logré entrar con un grupo que íbamos quedadísimos con Mark Cavendish.
En una de esas que iba a coger agua, aunque fuera para llevarle a un compañero y servir para algo, donde llegué se vino un grupillo y se hizo la escapada. No sabía qué hacer y me tocó meterme en la escapada del Tour y esa escapada llegó. Ya no fui el último. Yo creo que ya no, pero en ese tiempo al que llegaba de último le daban un premio, una camisa pequeñita de negro y decían que era el último lugar, entonces le aplaudían y uno levantaba las manos. Pero logré no ser el último, creo que era el penúltimo y entonces eso fue no rendirse.
Ahora fue lo mismo, yo quería seguir. A los 25 días ya estaba apoyando el pie y al mes ya estaba empezando a andar en bicicleta, haciendo gimnasio y me compré máquinas para intentar no perder tiempo yendo al gimnasio. Yo tenía muchísimas ganas de darlo todo para no dejar el ciclismo de esa manera.
– Escogió una vía tortuosa del ciclismo, porque en lugar de buscar escapadas y andar figurando, decidió ser gregario. ¿Por qué el retiro ahora?
Me conoce mucho porque hay una cosa que no he dicho: las señales de la vida que no me tocaba seguir y fue eso. Chente García me daba consejos, me decía que en el ciclismo hay el ganador, el sprinter y los que ayudan y si uno se encajona en uno de esos tres no va a durar nada. Entonces, yo le decía: ¿A mí cómo me ve?
Me respondió que para ganar todavía no y que podía ser que luego ya la tuviera, pero yo como que me hice a esa idea de ser un trabajador y me aconsejó que intentara ser el mejor, porque de esos no hay, había a medias.
Independientemente de que sea el que tenga que barrer, el jefe, o limpiar, hay que intentar ser el mejor, dar el máximo para intentar ser el mejor y me encajoné en la parte como gregario, intentando ser imprescindible, porque aunque nadie lo es, es un decir, intentar ser clave, un hombre de confianza para el equipo, que siempre lo necesitan y cuesta encontrarlo.
A veces un ciclista llega, no está en el mejor nivel personal, no cogió una escapada y se pone triste y se quiere retirar. Yo priorizaba siempre el trabajo en equipo, que mis líderes estuvieran contentos, que no les faltara agua, que pasara lo que pasara, ahí iba a estar yo, junto a mis compañeros, porque tuve grandísimos compañeros de los que aprendí muchísimo.
Y eso fue parte de lo que me hizo estar muchos años y creo que todavía, porque estaba para Romandía y el equipo me quería llevar al Giro. Entonces pensaba que no ando tan mal, porque me quieren llevar y lo poco que hago, es para el equipo y ellos estaban empeñados en que si me recuperaba sí.
Yo no lo veía, porque la situación que pasó en Romandía nunca la había vivido y no era como antes, a pesar de que el Giro estaba en mi mes, en el que siempre me sentía bien. En Romandía me retiré el primer día y el equipo aún así pretendía que fuera al Giro.
Estuve a punto de ir al Giro, pero en Romandía les dije no voy, no puedo ir. No me sentía responsable, no quería ir y dejar al equipo botado en la segunda etapa. En otros momentos yo sabía que no iba a pasar, que iba a estar ahí hasta el último día. Siempre puede haber un accidente, una caída, una enfermedad… Nadie es inmune, pero tenía esa confianza.
Yo hubiese ido al Giro con toda la desconfianza del mundo y me podía pasar lo de Romandía en la segunda o tercera etapa, me quedo fuera de control y chao. Entonces fue una de las razones. Seguí trabajando y este año me tocaba una revisión. Y esta es otra parte del por qué, porque si no yo creo que hubiese seguido.
– ¿Por qué ahora cuando aún le quedaba una temporada más?
Entre la lesión y todo eso, que todavía me queda y es una cosa que ya la estaba valorando, yo siempre he tenido una fibrosis en el corazón, que siempre me han dado una revisión con más atención. En el ciclismo hay que concientizar que antes no se hacían mucho las revisiones del corazón. A nosotros nos las hacen cada dos años, un electrocardiograma, un ecocardiograma y la prueba de esfuerzo para saber que se está en óptimas condiciones y evitar un susto o una desgracia, porque desafortunadamente ya ha pasado.
Hace dos años fue un poquito más complicada la parte de la lesión que yo tenía en el corazón, esa fibrosis y habíamos quedado que ya me tocaba este año. Porque cuando empecé en EF Education me hicieron la resonancia del corazón, que me realicé con el cardiólogo Carlos Brenes y quedamos en estar un poquito más atentos.
Me tocó hacérmela este año y había aumentado un poquito la parte de la fibrosis, que ya la tenía, pero era ese pequeñito riesgo de un ventrículo que lo podía ver y estuve también en Barcelona con un cardiólogo que me dijo que me recomendaba seguir.
Igual que me lo dijo ahora que fui a la Clínica Bíblica, el doctor Carlos Brenes. Me gustaría concientizar sobre la importancia de que antes de practicar cualquier deporte, hay que hacerse una revisión, porque yo qué me iba a imaginar. Llevaba toda la vida haciendo deporte a tope, en el máximo esfuerzo y que tengo un problema, que puedo ser un deportista con cierto riesgo y que me recomiendan no seguir en la práctica de tan alto rendimiento.
No quiere decir que no puedo hacer deporte, lo puedo hacer, pero es diferente que ir a un Giro de Italia, un Tour de Francia, una Vuelta a España o una misma Vuelta a Costa Rica, que tiene temas de deshidratación, de calor, frío, lluvia; situaciones extremas que llevan al cuerpo al máximo, que pueden ser cositas que pueden ser un riesgo para un deportista.
Una de las recomendaciones fue esa y a estas alturas, con familia y todo, eran riesgos que no quería tomar y fue una de las razones también. Lo tenía un poco personal, pero sirve compartirlo en este caso para ayudar a concientizar también en que cuando se empieza a entrenar con alguna persona, con alguien de confianza que se realicen una prueba de esfuerzo, un electrocardiograma y un ecocardiograma y les den el visto bueno de que pueden llevar el cuerpo a las capacidades máximas, que el deporte lo provoca.
El atletismo, la natación, el ciclismo lo llevan a uno a situaciones en las que el ritmo al que uno vaya, va a tope.
– Solo el ciclismo es de alto riesgo, con la curva, la contracurva, el descenso y si se le suma ese detalle en un atleta de alto rendimiento, hasta uno recreativo, todos debemos hacernos un chequeo. ¿Eso es lo que termina de definir su retiro?
Con esto yo podía seguir, pero tomé la decisión a nivel del equipo de rescindir por el cúmulo de todo, de que me tienen que volver a operar. Y yo lo entiendo, nunca me gustó ser un estorbo, siempre dije que uno de mis sueños era ponerle punto y final a mi carrera cuando yo quisiera y no llegar a una situación de que el equipo me dijera no le vamos a renovar y para la casa.
Me sentí en esa situación de entender al equipo, también de escuchar a la familia, a mis amigos, a mi entorno y saber la realidad que había. Un equipo necesita a un corredor sano, al 100%, sumándole mi edad y que tengo un año en el que he estado totalmente parado, que no he podido competir nada, no he podido entrenar bien y presentarme el otro año sin estar bien, entonces tomé la decisión de rescindir el contrato.
Fue por el accidente y sumándole ahora lo del corazón, que probablemente era algo que no lo quería compartir, me lo quería dejar personal, pero realmente sirve para que tantos deportistas que hay hoy en día, que quieren realizar ciclismo, atletismo, triatlones, como en Barcelona que en el Ironman se vieron dos casos.
Van al límite, haciendo series, entrenamientos llevando el cuerpo al extremo y cada vez hay más casos de muertes súbitas en eventos deportivos y muchos entrenando que no sabemos. Muchas de esas desgracias no las sabemos, no están contabilizadas.
Yo quería que el día que me retirara, pudiera tener un grupo de entrenamiento y acuérdese de mí, que aunque quizás nadie quiera entrenar conmigo, me gustaría realizarles una prueba de esfuerzo, no por mí, sino por esa persona, para que pueda estar tranquila por seguridad, de que está en óptimas condiciones, para poder llevar ese corazón que tanto vale al límite y que estén tranquilos.
No quiere decir que porque usted haya hecho deporte toda la vida y tenga 30 años, no haya estado a un hilito y que ese hilito se puede romper a veces. Y si se puede evitar antes de que se rompa, hacer un tratamiento con un especialista, bienvenido sea.
– Ha sido parte de una generación espectacular del deporte costarricense. Estuvo en cuatro equipos World Tour en 16 años y nunca bajó a la liga continental profesional, siempre con campeones, desde el Caisse d’Epargne, Movistar, Ineos y EF Education. ¿Qué le dice eso?
Cuando pasé a esto no sé si hice bien o si hice mal, pero fue una de mis estrategias, en lo que más o menos yo me veía. Era como una empresa, el que entra y se siente cómodo siendo jefe, tesorero, o como lo mío, porque ganar me costaba en amateur.
Y claro, a mí me lo dijeron los viejos, que ganar en España es muy difícil, igual que ganar en Costa Rica, pero que ahora iba a estar en un filtro, en el que están los mejores cuatro de España, los mejores cuatro de Italia, Rusia, Colombia, Estados Unidos y en ese grupo de 200 ganar es muy complicado porque todos son ganadores. Y entre esos ganadores, hay todavía más ganadores.
Cuando se hace un examen muy difícil siempre habrá un grupo de cinco que le ganarán al otro gran porcentaje aunque sean eminencias, hablando de estudios. Y en el deporte es igual.
Entonces, usted va a un Tour de Francia, está con 200 y en esos 200 todos se dedican al 100% al ciclismo y la mayoría han sido corredores en sus países, ganadores y hay que saber.
Cuando pasé a profesionales no me sentía ganador, había un grupo más killer. Los sprinters eran especialistas porque venían de la pista y agarré un poco de la parte esa del ciclismo inglés que venía con Mark Cavendish. Yo pasé de ser sprinter a no ver un sprint, porque era imposible, era una velocidad…
Luego los escaladores, porque nunca fui un escalador, pero en España sentía que cuando estaba en buena forma, en la montaña me podía ir bien y venía la subida, era un grupo de 60 y para atrás. Ahí pensaba: “Tampoco soy escalador”.
Venían las clásicas, pero estaban Tom Boonen y Fabian Cancellara. No me iba mal, pero lejos de los grandes superespecialistas en clásicas. Y yo me decía: “Por Dios, ¿qué hago?”, y es donde uno empieza a ver qué se hace para ganar, porque el tiempo pasa rápido. En uno o dos años, ya tiene que renovar el contrato.
Si dos años se han ido en vano, qué se hace, porque entonces a uno le dicen que tienen un muchacho que es igual que uno y que puede andar mejor que uno.
– Geraint Thomas decía que nada de lo que se hacía hace diez años sirve ahora, porque han tenido que evolucionar demasiado frente a una generación en la que hay que estar a tope para enfrentar a los nuevos cracks. ¿Concuerda?
Correcto, al final me tocó vivir y tuve la suerte, porque realmente yo lo admiraba mucho y fue un poco la referencia de nosotros de niños, la época de Lance Armstrong, ¿quién no? Fue quien me despertó lo del ciclismo y el Tour era verlo siempre ahí, en 1, 2, 3, 4, 5, 6 y 7… Luego, no quiero hablar del resto, eso es y a mí me tocó hacer una Vuelta al Algarve, que fue el regreso de Lance Armstrong, en 2009 y me tocó competir contra él, era un sueño y le gané (ríe…). Bueno, no me acuerdo si le gané, pero fue bonito.
Luego me tocó vivir una era que la sufrimos más nosotros, porque yo estaba del lado de Nairo Quintana y fue la época de Chris Froome, que vino para dejarse un montón de Tour de Francia. Luego Geraint Thomas y vino el cambio generacional en 2017 y 2018, cuando apareció Primoz Roglic, Tadej Pogacar, otra era y la que le queda todavía, porque lleva tres Tour de Francia y no me quiero imaginar los que va a ganar.
Es parte de lo que me ha tocado vivir y me gustaría compartir, porque es bonito saber que me tocó vivir el ciclismo de antaño, porque agarré ese ciclismo que era diferente, que era aparecer en febrero con sobrepeso. No era que en enero había que estar delgado, o febrero, porque venían muchas cargas. Eso quedó totalmente atrás, ahora al contrario, en diciembre o enero todo el mundo está delgado, nadie se engorda.
No es como antes, que había corredores que subían 10, 12, 13, 14 o 15 kilos. Pasó en la época de Miguel Induráin, pero en mis primeros años en profesionales todavía era un poco esa época, de en enero empezar a hacer siete horas y bajar, casi hasta mayo iba a andar. Ahora cambió, se termina la temporada y no dejan de hacer deporte.
Se van 15 días de vacaciones y salen a correr, a hacer gimnasio y es un ciclismo que se plasma en los resultados, más velocidad y corredores mucho más agresivos. El nivel es muy profesional.