El Tour de Francia volvió a hacer honor en el arranque de su 108ª edición a la macabra leyenda de sus primeras semanas, con dos graves montoneras en los últimos 50 km de su primera etapa, entre Brest y Landerneau, que seccionaron por completo el pelotón de grandes figuras.
En la primera de las caídas, causada por el choque de un corredor con el cartel que sostenía una espectadora de espaldas a la carrera, se veían retenidos cuatro de los ocho Movistar Team: Arcas, Verona, López y un Marc Soler que, con fuerte dolor en su muñeca derecha, con la que apenas podía dirigir la bici, sufrió para poder completar la jornada, a casi media hora del vencedor Julian Alaphilippe.
Las pruebas a las que posteriormente fue sometido el catalán revelaron el grave parte final: fracturas en las dos cabezas de radio y en la cabeza del cúbito izquierdo. Al parecer, Soler no tendrá que somerse a intervención quirúrgica, pero se ve obligado a abanonar la ‘Grande Boucle’, en un año que está siendo especialmente cruel para él en lo que a caídas se refiere.