El alavés de Movistar Team reconoce que cada día se produce alguna incidencia que obliga a mantener la tensión. Hoy el peligro eran los posibles abanicos.
El español Mikel Landa (Movistar Team) ha afirmado al finalizar la séptima etapa del Tour 2018 en Chartres que siguen sin vivir «ni un día tranquilo» en la carrera, en esta ocasión con el conato de formar un abanico por parte de su equipo junto a otros a falta de 100 kilómetros.
Por todo ello ha insistido en que cada día se produce alguna incidencia que obliga a todos a mantener la tensión y a la vez tratar de no tener «mala suerte» y que les pille por detrás alguno de los incidentes. Sobre los 231 kilómetros de esta séptima etapa ha comentado que en 21 días de carrera «tiene que haber etapas de todo, largas y cortas».
No obstante, el vitoriano ha desvelado que este tipo de etapas largas son las que terminan pasando factura en la tercera semana de competición. La proximidad de la peligrosa etapa de Roubaix el próximo domingo hace que se incremente la tensión, pero al igual que su compañero Alejandro Valverde intenta tomárselo con cierto estoicismo porque «el que sepa lo que pueda pasar que me llame».