El debate: Acortan etapa del Giro para cuidar a corredores: ¿Dan golpe al espectáculo o priorizan salud de los ciclistas?

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Una nueva polémica surgió en el Giro de Italia, esta vez con una decisión que divide a los aficionados e incluso a los propios corredores. Por petición de los ciclistas, se decidió dejar la etapa del viernes en 74 kilómetros y, por lo tanto, no se subió la cresta del Gran San Bernardo. 

¿Por qué razón? Básicamente para priorizar la seguridad de los ciclistas, pues en esta zona había riesgo de avalancha, sumado a otros factores climatológicos que habrían perjudicado la salud de los ciclistas.

Esto sumado a que los corredores tendrían que hacer descensos por carreteras heladas y peligrosas.

La decisión, apoyada por un 90% de los ciclistas, divide a los aficionados en dos: En primer lugar, los que consideran que las competencias están perdiendo atractivo, pues el espectáculo es cada vez menos interesante debido a este tipo de decisiones.

Incluso, el ciclista Gianni Moscon cuestionó la decisión de acortar la etapa y lanzó una frase ‘de portada’.

«Hace mal tiempo, pero yo creo que se podía correr. Si alguno se podía parar, podía hacerlo. No somos ciclistas porque nos obligue el médico. Si no nos gusta este deporte siempre podemos cambiar de profesión», afirmó Moscon.

Así las cosas, la redacción de crciclismo ofreció múltiples puntos de vista sobre un tema cada vez más controversial: ¿Se debe priorizar el espectáculo o la salud de los ciclistas?

O, si se interpreta desde un ángulo más crítico y que representa a una generación de pedalistas  acostumbrada a correr en todo tipo de rutas, se podría plantear la interrogante de otra forma: ¿Los ‘excesivos cuidados’ que piden los ciclistas están provocando que se pierda el interés por las carreras?

Los periodistas de crciclismo, Steven Mora, Marisol Toro y José Steller ofrecen sus puntos de vista:

Steven Mora: No compro la frase: «Por eso son ciclistas, que demuestren que son ‘de verdad'»

Las epocas cambian y también las formas en que los espectáculos evolucionan en tecnología y seguridad.

Pienso que ese ‘ciclismo épico’ de finales de los 80’s, hasta los primeros cambios incorporados para la seguridad del ciclista (a partir de la muerte de Fabio Casartelli) es una ruta que nos debe marcar para mejorar el entorno en el que compiten los ciclistas.

El que antes viviéramos etapas con nieve y etapas extremas, al punto de ver el fallecimiento de un ciclista, no creo que sea sinónimo de un ‘mejor ciclismo’.

Así como el casco se convirtió en una exigencia para todos los eventos federado o no federados, world tour o carreras nacionales, como el caso de nuestra Vuelta a Costa Rica, la seguridad debe estar ante todo a favor del ciclista, que ya expone suficiente su integridad en los descensos.

O incluso al llevar su cuerpo a límites extremos en frecuencia cardíaca, pues los ciclistas llegan casi desvanecidos a la línea de meta.

Creo que ya eso es suficiente espectáculo como para pretender que los que estamos al otro lado como periodistas, aficionados u organizadores (tranquilamente viendo las etapas) pretendamos que salgan con un clima o condiciones extremas que juegan en contra de la integridad física de los principales actores.

No compro la frase que con tanta ligereza escuchamos entre los aficionados: «Por eso son ciclistas, que demuestren que son de verdad».

El que diga eso y quiera vivirlo que tome su bicicleta y lo intente. Y no que quieran arrojar a un grupo de pedalistas como carnada a los leones del llamado «espectáculo».

¡No todo lo antiguo es mejor! Hoy priva la vida y no veo a nadie arriesgando su vida saliendo a entrenar o corriendo sin un casco. Hoy no son los años 30, 40, 50 o 60, donde eso se veía normal y los accidentes mortales se traducían en frases sin sentido como, «por eso es ciclista, sabía a lo que se arriesgaba».

Si una etapa no brinda la seguridad al ciclista no debe hacerse.

Marisol Toro, periodista de crciclismo: «Me resisto a creer que sea más fácil competir en nuestros días, con un clima cada vez más descontrolado»

Para nadie es un secreto que el deporte de alto rendimiento no es una práctica saludable, aun desarrollándose en condiciones de seguridad óptimas.

Y si a eso le sumamos situaciones climáticas adversas en medio de una carrera golpeada fuertemente por un virus como el Covid, con más de 30 abandonos y en el caso de equipos como el Soudal Quick-Step con más de cuatro bajas, incluyendo la de su líder, se convierte en una situación que debe manejarse con cautela conservando el objetivo de llegar hasta Roma.

Sería importante ponerse en los zapatos de los ciclistas, de los protagonistas. Y es que no sólo se está arriesgando el abandono de uno de los grandes objetivos del año.

Se trata de poner en peligro toda una temporada por una lesión o en este caso complicaciones cardiacas como un efecto secundario ante un contagio de Covid, también se compromete una renovación de contrato o la incorporación a un nuevo equipo.

Parece algo secundario para quienes piden espectáculo a toda costa, esos que tal vez añoran la época del circo romano, pero que también están listos para acribillar a esos corredores que no pueden regresar a su forma ideal después de un gran accidente, o para condenar a las organizaciones de carreras cuando acontecen accidentes, como la absurda pérdida del joven talento Bjorg Lambrecht (Lotto Soudal) en el Tour de Polonia 2019 o el terrible accidente de Fabio Jakobsen en la misma competencia durante la siguiente edición.

Sin desconocer ese ciclismo épico que nos sigue emocionando cuando revivimos su historia a través de diarios, revistas o libros, me resisto a creer que sea más fácil competir en nuestros días, con un clima cada vez más descontrolado, las presiones comerciales de que quienes apoyan las estructuras ciclísticas exigiendo visibilidad, con la interacción mediática de los seguidores y con el trabajo minucioso de cada escuadra para llegar en óptimas condiciones a una prueba en la que todos quieren ser el foco de atención.

Nota: Considero que es imposible comparar el ciclismo que ofrecen las grandes clásicas con el de las grandes vueltas porque sería como confundir una carrera de 100 metros en atletismo con una Maratón. Así que vale la pena diferenciar y disfrutar cada prueba en su esencia.

José Steller, periodista de crciclismo: «Si arriesgamos a los ciclistas por tener una mejor aceptación de los aficionados, ¿cuanto nos van a durar?» 

Se ha hablado mucho en los últimos días sobre la poca emoción que se ha visto en el Giro de Italia 2023 y sobre el cambio en las etapas por las inclemencias del clima, muchos critican a los ciclistas y otros a los organizadores.

Tenemos que entender algo: Nosotros como aficionados siempre vamos a querer ver jornadas espectaculares, ataques increíbles, esfuerzos al limite y desde el sillón de nuestras casas u oficinas nunca entenderemos lo que se vive desde adentro.

Los climas han cambiado y eso lo sufren los corredores en primera persona, el tema de acortar etapas por lluvia o nevadas grandes, me parece que de cierta manera está bien.

Sin embargo, si creo que se tiene que estudiar más a profundidad y no tomar decisiones a la ligera, solo porque algunos equipos se revelan.

Hay que hacer un balance entre el espectáculo y poner en riesgo a los atletas.

Hace 50 años quizá se corría en peores condiciones, sin embargo, siempre debe prevalecer la salud de los deportistas por encima del espectáculo. Si arriesgamos a los ciclistas por tener una mejor aceptación de los aficionados, ¿cuanto nos van a durar? ¿Y cuanto espectáculo tendremos a futuro de los grandes protagonistas de los cuales hablamos hoy en día?