Ricardo Aguilar y Dylan Jiménez presentes en la última fecha del Torneo Lehendakari.

Posted by

El Torneo Lehendakari llega a su final este sábado 17 de setiembre con un exigente prueba, donde Ricardo Aguilar con el Telco y Dylan Jiménez con el Lizarte estarán en la salida, tratando de conquistar los 115 kilómetros de recorrido.

La cita guipuzcoana tendrá una modificación leve en su ya conocido recorrido, sumando algo de distancia para alcanzar un total de 115 kilómetros. Su esencia seguirá siendo la misma, con un encadenamiento de altos en su tramo decisivo que invitarán al ataque y dejarán una de las carreras más vistosas. La mejor manera de poder dejar un muy buen sabor de boca a una temporada que se nos escapa.

En total, estarán esperando cuatro puertos de montaña de tercera categoría, el Alto de Udana (km 44), el Alto de Atagoiti (km 51), el Alto de Aztiria (km 86) y el alto de Arregi (km 111). Hay que remarcar que tras el descenso de Atagoiti llegará ese nuevo bucle que llevará a los ciclistas por las localidades de Segura y Barbari, incrementando la fatiga de una exigente prueba con esos 15 kilómetros añadidos, debiendo superar un sinfín de repechos como los de Liernia y Zerain.

Precisamente desde Zerain comenzará la ascensión más dura de la prueba, el alto de Aztiria, donde generalmente aparecen los hombres más fuertes y se acaba por romper la carrer, ya que estamos ante una subida de algo más de 5 kilómetros de distancia con una media superior al 6%, y dos kilómetros centrales al 7,5%.

Superando su cima, con 30 kilómetros aun por cubrir, los corredores no tendrán aun el esperado descenso, ya que rápidamente la carretera volverá a picar hacia arriba para llegar al alto de Udana (km 98-no puntuable). Ahí sí llegará un tramo muy favorable hacia Oñati, aunque estará aguardando el postre del día, un punto determinante como el muro de Arregi. Su kilómetro con rampas superiores al 10% y que se supera cuando tan solo queden 3 kilómetros para la llegada, hace que el ciclista que llegue con más fuerza y pueda pasar en cabeza con una diferencia en cabeza, por mínima que sea, acabe resultando ser el triunfador del día.