Pello Bilbao desafió al campeón del mundo y ganó. Espectacular mano a mano en Amurrio con Alaphilippe, el gran tiburón francés. Lo tenía muy estudiado y la teoría se hizo buena con la práctica.
En los primeros metros cogió un punto más de ritmo y al final aventajó a uno de los fenómenos del ciclismo por media rueda. La bonificación de diez segundos le hace escalar en la general. El gernikarra del Bahrain, excampeón nacional contrarreloj, salió en todas las fotos del tramo final. Este éxito en casa le sabe a gloria, porque es el triunfo de la fe.
Por eso lanzó el puño derecho con rabia y un grito que se escuchó por todo Euskadi. Atacó en el último repecho y a falta de tres segundos, agua. Pero tenía una tercera carta en la manga. Se enganchó a la rueda del gran favorito y le desbordó con un riñonazo final. Menudo estallido de alegría.
Previamente no se obcecó con los ataques de yates en tramos de continuas subidas y bajas, de emboscadas y carreteras estrechas, en una etapa estresante en la que se enganchaban puertitos.
Fue una etapa preciosa, en la que abandonaron Bennett por bronquitis y Padun, el único ucraniano presente en la Itzulia, que a buen seguro tiene en su cabeza otras cosas diferentes a los pedales, ante lo que está ocurriendo en su país. Etxeberria y Agirre sufrieron caídas que no les hicieron abandonar.
La escapada de la jornada la protagonizaron Cristian Rodríguez, Houle y un Polanc que llegó a ser líder virtual de la vuelta. La doble subida a Opellora y Ozeka fue desgastando las piernas de cara a un final que estaba lejos de esa última escalada, a 24 km. Se descolgó Houle y un poco más adelante Rodríguez eludió a Polanc, que ejerció de puente con el pelotón.
Por detrás tiraban el Ineos y especialmente Geraint Thomas, todo un ganador del Tour. El corredor de El Ejido, segundo en la Vuelta a Andalucía, amasó hasta casi cinco minutos aprovechando la relajación del grupo cuando tomó aliento para el golpe final. Por delante el integrante del Ineos avanzaba a 33 por hora y sus perseguidores, a 39, así que era cuestión de tiempo y kilómetros para entender que su suerte estaba echada.
El pelotón frenó de forma sorprendente. Una tregua transitoria que concluyó en el momento oportuno. Hasta que quedaban 30 kilómetros, quien más quien menos se limitaba a ir bien colocado, sin ánimo de dinamitar la caza.
Fraile se quedó descolgado. Por Ozeka, el último repecho, un puertito al 15 por ciento al que se ha rebautizado como el Mortirolillo, ya se acabaron las bromas. Era incesante el lento goteo de corredore quedándose. Si en la primera pasada había 50 unidades, en la segunda se bajó a 30, una etapa por eliminación.
Yates se cansó de y cambió el ritmo. A Roglic, que viajaba a rueda de Evenepoel, le pilló muy atrás y tuvo que hacer un esfuerzo para enganchar. También estaban en fuera de juego Ion Izagirre y Pello Bilbao, a los que casi pilla el toro. Daniel Felipe Martínez prestó un latigazo. Ineos quería hacer daño. Y
Yates estaba con mucha chispa, mientras Roglic daba síntomas de flaqueza. Hizo un esfuerzo para estar en los diez que seguían la estela de Rodríguez, que coronó con 20 segundos de ventaja.
Bilbao, buen conocedor del terreno, bajó a tumba abierta. Rodríguez fue absorbido a 20 km para la meta, aunque tiene el consuelo de hacerse con el maillot de la montaña. Alaphilippe afiló garras y repuso fuerzas a 12 km para llegar. Le lanzó un mensaje a Roglic: vamos a tirar. Pero este meditaba otras cosas, pensaba en la victoria parcial y en su jersey amarillo.
Comió un poco con ganas de devorarse a los rivales más tarde. Evenepoel, a cinco segundos del amarillo en la general, estaba muy activo, porque sabía que con las bonificaciones se pondría líder. Bilbao puso al personal firme en el repechito final. El acelerón dejó a 14 en cabeza. Y lanzó un segundo desafío. En el descenso iba a 70 por hora acoplado a la bici, sin dar pedales.
Tomó el relevo Vlasov. Roglic no parecía estar súper, apenas se dejó ver con su presencia intimidatoria en la parte delantera. En el último kilómetro Evenepoel arrancó la moto para intentar repetir la escena de ayer en Viana.
Yates pinchó y arruinó su sólida candidatura. Alaphilippe ganó sobrado ayer, pero esta vez ha tenido que sudar más en la cháchara previa pare cerrar puertas a rivales importantes. Hoy tenía un grano molesto. En los 50 metros finales Bilbao le arrebató el doblete.
El jueves, la cuarta etapa llevará a los corredores desde Vitoria a la localidad vizcaína de Zamudio a través de 185,6 km y con cuatro puertos por medio. Los más relevantes el muro de Urruztimendi y un segundo paso por el Vivero, de Segunda, a 20 km. de meta.