La UCI prohíbe el descenso sentado en el cuadro

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El dramático accidente sufrido por Fabio Jakobsen en la primera etapa de la Vuelta a Polonia del pasado año ha concienciado a la Unión Ciclista Internacional (UCI) de la necesidad de establecer una reglas más estrictas en carrera para preservar la seguridad de los ciclistas.

En este contexto se entienden las nuevas medidas anunciadas ayer en un extenso comunicado que no ha dejado indiferente a nadie dentro del mundo del ciclismo.

Sobre todo por lo que respecta a un punto en concreto: «El Comité de Dirección de la UCI también decidió reforzar el reglamento sobre la conducta potencialmente peligrosa de los ciclistas, incluido arrojar una botella a la carretera o dentro del pelotón (lo que puede suponer un peligro para los demás ciclistas) y tomar posiciones peligrosas en la bicicleta (especialmente sentado en el tubo superior)».

La UCI no lo especifica pero la norma parece especialmente diseñada para acabar con el ‘supertuck’, que es la postura usada y popularizada por Chris Froome en la octava etapa del Tour de 2016, cuando el inglés se sentó en el cuadro de su bici y pegó el pecho contra su manillar durante un descenso.

Cierto es que la postura es, por así decirlo, muy agresiva y que da poco margen a la reacción si el ciclista tiene algún incidente aunque sus defensores sostienen que sólo se debe usar en descensos poco técnicos y cuando el ciclista marcha en solitario o dentro de un grupo muy reducido.

La postura, qué duda cabe, es muy aerodinámica y permite al ciclista tomarse un descanso. Además, diversos estudios demuestran que con ella se puede conseguir hasta un 17% más de velocidad. El caso es que no se conoce ni un solo accidente relacionado con el ‘supertuck’ desde que Froome lo popularizara en la ronda francesa de 2016.

Menos dudas deben despertar las nuevas disposiciones de la UCI respecto a los bidones. La medida está directamente relacionada con la caída de Geraint Thomas en la tercera etapa del Giro de 2020, cuando el británico perdió el equilibrio tras resbalar por culpa de un bidón que había arrojado al suelo otro ciclista.

La nueva normativa establece que los ciclistas deberán guardar los bidones vacíos y otros residuos para depositarlos en puntos ya establecidos a tal efecto cada 30 ó 40 kilómetros.

Esta medida, por cierto, ya se aplica desde hace años en el triatlón, donde un competidor puede ser descalificado por arrojar un simple gel al suelo.