Van Aert repite victoria, Landa-Pogacar-Porte y Mollema sorprendidos por un abanico.

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En los últimos años algunas de las etapas más espectaculares y disputadas en las Grandes Vueltas han tenido al viento y los abanicos como grandes protagonistas. Hoy en la 7ª etapa del Tour ha vuelto a ocurrir.

Lucha, tensión, velocidad, abanicos y -en definitiva- espectáculo en la previa de la llegada de la carrera a los Pirineos. El fuerte ritmo marcado de inicio por BORA-hansgrohe -coincidiendo con la primera cota de 3ª-  destrozaba la carrera en tres grupos, con la mayoría de los velocistas dispersos en los dos traseros.

Pero el momento clave llegó a poco más de 30 km del final -a la salida de la localidad de Castres- cuando en una zona de fuerte viento Jumbo, Ineos y Astana aceleran para colocarse de cara a los posibles abanicos que pudieran surgir… y que surgieron.

Poco después de cazar al escapado Thomas De Gendt -que rodó 60 kilómetros en solitario buscando su habitual triunfo en fuga- el pelotón principal se fraccionaba en dos, quedando rezagados, en otros dos grupos, hombres importantes de la general como Mikel Landa, Tadej Pogacar, Richie Porte, Esteban Chaves o Bauke Mollema, además de velocistas como Trentin y Colbrelli.

Sin apenas sprinters puros (Coquard, Sagan, Boasson Hagen, Laporte y poco más) las opciones de victoria del «fenómeno» Wout van Aert se multiplicaban.

A partir de ese momento la etapa fue una persecución entre el grupo de cabeza, del que tiraban buscando abrir más hueco Ineos Grenadiers, Jumbo-Visma, Groupama-FDJ y Astana (con los Movistar muy bien colocados) y los dos perseguidores. Cuando la diferencia rozaba el minuto, el segundo y el tercer grupo se unieron y consiguieron estabilizar la pérdida. Los Bahrain Pello Bilbao, Caruso y Mahoric consiguieron con su trabajo minimizar los daños.

Mientras tanto, Richard Carapaz pinchaba y quedaba cortado. Aunque Ineos decidió «sacrificar» a Jonathan Castroviejo para que le ayudara a reintegrarse, por delante se volaba y ya no fue posible.

En meta Mikel Landa y Tadej Pogacar perdían 1´21″ -al igual que Carapaz, Porte, Chaves y Mollema- y muchas de sus opciones de podio en un Tour extremadamente igualado. Aunque terreno de montaña hay para intentar la remontada. A lo mejor el espectáculo agradece esta pérdida de tiempo de dos grandes escaladores.

La victoria en una etapa en la que se ha volado -con una media cercana a los 48 km/h- se resolvería en un sprint reducido de 40 ciclistas, sin apenas velocistas puros. Peter Sagan tuvo un problema con el pedal y quedó fuera de la lucha. Boasson Hagen tomó ventaja pero un potente Wout Van Aert -convertido también en un solvente sprinter- no tuvo problemas para superarle y levantar los brazos por segunda vez en este Tour. Es la 17ª victoria como profesional para uno de los ciclistas más completos del pelotón. Y un día redondo para Jumbo-Visma.

Por su parte el costarricense Andrey Amador tuvo una destacada participación tras trabajar con su equipo en los últimos 30 kms y provocar el corte donde varios de la general se vieron afectados, el tico concluyó la jornada en la casilla 91 a 10:19 de Van Aert, mientras que en la general ahora es 112 a 1:11:38 del líder Yates.

La clasificación general sigue liderada por Adam Yates con 3″ de ventaja sobre Primoz Roglic y 9″ sobre Guillaume Martin. A 13″ quedan Bernal, Dumoulin, Quintana, Bardet, López, Pinot y Urán, con Enric Mas a 22″ (13º) y Valverde a 34″ (14º). Desaparecen de los primeros puestos los grandes damnificados de un gran día de ciclismo: Pogacar (ahora 16º, a 1´28″), Landa (19º, a 1´34″), Chaves, Mollema y Porte.

Y mañana la carrera llega a los Pirineos en una 8º etapa que no tendrá final en alto pero sí grandes colosos de montaña: el Col de Menté (1ª; 6,9 km al 8,1%), Port de Balès (HC; 11,7 km al 7,7%), y Peyresorude (1ª; 9,7 km al 7,8%), que se corona a solo 12 km de meta. Trazado para  las estrategias y para lanzar ataques lejanos si hubiera fuerzas y ganas.