«Es bueno estar de vuelta en El Teide», publica en sus redes sociales el equipo británico en el que pedalean los mejores ciclistas profesionales del mundo. El Team Ineos con el costarricense Andrey Amador ya rueda por las pistas del pico más alto de España después de aterrizar en Tenerife el pasado fin de semana.
La potente escuadra británica, con Chris Froome y Geraint Thomas al mando, prepara en las carreteras de la isla la próxima edición del Tour de Francia reprogramado a fechas extrañas en el calendario por la pandemia de la Covid-19.
Durante el día de ayer -jueves- se les ha visto en las carreteras que bordean la cumbre de la isla, en el Parque Nacional del Teide donde la grupeta conformada por Andrey Amador, Jonathan Castroviejo, Chris Froome, Tao Geogheganhart, Michal Kwiatkowski, Luke Rowe, Pavel Sivakov, Geraint Thomas y Dylan Van Baarle entrenan para las duras etapas de montaña de la cita francesa.
Una visita tradicional -y ya hasta casi obligada-, desde hace casi una década, aunque en esta ocasión en una fecha atípica. Y también en un escenario diferente. La expedición de la poderosa escuadra británica desembarcó a lo largo del sábado en la Isla.
Primero lo hicieron corredores procedentes de diversos puntos de España, básicamente desde tierras catalanas y andorranas, como fueron Jonathan Castroviejo, el ruso Pavel Sivakov y el costarricense Andrey Amador.
Posteriormente, aterrizó la facción angloparlante del Ineos con Chris Froome, cuatro veces ganador del Tour, a la cabeza. Junto a él aparecía Geraint Thomas, otro de los que sabe qué es subirse a lo más alto del podio de los Campos Elíseos, el rodador galés Luke Rowe, el croner holandés Dylan Van Baarle, y otro de los destacados del Ineos, el polaco Michal Kwiatkowski.
Chris Froome, el más reconocible
Con rostros prácticamente irreconocibles a causa de las gorras y mascarillas que portaban. Solo el particular caminar y su enjuta figura delataban a Froome en la terminal de llegadas de Tenerife Norte – Los Rodeos. Un andar más peculiar que nunca, quizá por las secuelas que le dejó la grave caída sufrida hace más de un año mientras recorría la crono de la Dauphiné, y que han impedido al keniata saber si está preparado o no para volver a competir al más alto nivel.
Ayer, en la primera de las sesiones previstas en las dos próximas semanas, Froome y sus compañeros salieron a rodar con la mente enfocada en el 29 de agosto, fecha en la que está prevista la salida del Tour de Francia. Lo hará desde Niza, la residencia de ciclista británico que se despedirá del equipo al final de la temporada tras «una década maravillosa». Será para él una lucha de superación particular, y, seguramente, de liderazgo en su propia escuadra, donde Geraint Thomas y en especial Egan Bernal -vigente campeón del Tour de Francia- también quieren repetir victoria.