La Milán-Turín, la clásica más antigua de la historia del ciclismo (se celebró por primera vez en 1876), ya tiene recorrido para su edición de 2020. La carrera italiana, programada el 5 de agosto, servirá como antesala de la Milán-San Remo al disputarse tres días antes del Monumento transalpino, aunque el recorrido de este año presenta importantes modificaciones.
De poco servirá a los corredores de perfil explosivo y buena punta de velocidad en las subidas afinar su puesta a punto de cara a San Remo con la Milán-Turín, ya que la organización de la carrera (RCS Sport) confirmó el pasado martes que eliminaba la subida final a la Basílica de Superga, donde Michael Woods batió a Alejandro Valverde en 2019 en un emocionante esprint.
Así las cosas, la 101ª edición de la carrera contará con un recorrido prácticamente llano de 198 kilómetros entre las localidades de Mesero y Stupinigi, ideal para los hombres más rápidos del pelotón.
«Con la edición de este año hemos vuelto a su posición histórica en el calendario, anticipándonos unos días a la Milán-San Remo, como sucedía en el pasado. Probablemente será un Milán-Turín para los velocistas, dada la ruta principalmente plana. La proximidad del primer Monumento de la temporada ofrece una nueva interpretación de esta carrera que será una verdadera prueba para todos aquellos que quieran intentar ganar Milán-San Remo el sábado 8 de agosto», comentó RCS Sport en su comunicado oficial. Por tanto, viendo que el final de este año de la Milán-Turín coincide con el que tuvo el Gran Piemonte en 2018, no sería de extrañar que otro velocista como Sonny Colbrelli repitiera triunfo.