El Giro de Italia apuesta por útiles medidas de seguridad para garantizar la viabilidad de la carrera en la edición de 2020. Y es que la Corsa Rosa pretende introducir unas pulseras de uso obligatorio para los aficionados con el fin de mantener el distanciamiento social. En caso de que una persona no cumpliera dicho protocolo, la pulsera emite un sonido que alerta al usuario.
«Las cosas podrían cambiar de cualquier manera, pero si las cosas se ven bien en julio, el Giro se llevará a cabo como siempre; si las cosas empeoran, entonces será preocupante y el Giro podría estar en riesgo», analizó el pasado martes Mauro Vegni, director de la carrera, en el canal Abruzzian Tele8.
Y explicó parte del protocolo de seguridad en el que trabaja la organización, RCS, con el uso de las pulseras: «Estamos trabajando en un protocolo que se dividirá en diferentes áreas. No podemos controlar los caminos; tenemos que confiar en el buen comportamiento de las personas. Probablemente le daremos al público una pulsera que haga ruido cuando las personas no respeten el distanciamiento social, registrando con quién entran en contacto. Habrá inversiones serias para garantizar el distanciamiento».
Toda precaución será poca cuando restan pocos días para que se muestre el recorrido definitivo del Giro, un anuncio previsto para primeros de este mes de julio una vez que el gobierno italiano mostró su respaldo a la celebración de la carrera. Como se confirmó hace dos semanas, la nueva salida de la Corsa Rosa será en Palermo, con una contrarreloj de características similares a la que estaba prevista inicialmente en Budapest (Hungría). Ese día, los grandes favoritos de la general, como Jakob Fuglsang, Richard Carapaz, Remco Evenepoel o Vincenzo Nibali, entre otros, deberán mostrarse.