Chris Froome es uno de los afortunados deportistas que estos días puede realizar con relativa calma su entrenamiento. El británico de 34 años del Team Ineos está entrenando en Sudáfrica, un país donde los números de coronavirus Covid-19 por el momento no son tan alarmantes como en Europa, con 150 infectados y ningún fallecido por suerte.
Froome, nacido en Kenia, se trasladó después del abrupto final del Tour de los Emiratos a Sudáfrica, en busca de cierta tranquilidad en vista de como se estaba poniendo el panorama y donde se encuentra en casa, pues vivió durante su juventud en Johannesburgo.
Mientras los corredores que están en Europa tratan de prepararse como pueden para no perder la formo y la UCI tiene canceladas todas las carreras al menos hasta mayo, el inglés quiso emular una de las clásicas del calendario que fue suspendida, la Strade Bianche (7 de marzo), o al menos se acordó de la misma debido a los parajes que transita en tierras africanas.
«Hemos hecho nuestra Strade Bianche en Sudáfrica. Y gané», bromeaba el británico, que tiene como compañero de aventuras a su compañero en Ineos, Dylan van Baarle, No es de extrañar que Froome se haya alejado lo más posible del principal foco de coronavirus en el mundo que es Europa, pues no sólo no quiere perder la forma sino que no olvida que de 2009 a 2013 padeció una enfermedad que se llama ‘esquistosomiasis’, de origen parasitario, que le debilitó mucho. Desde entonces, de hecho, es muy meticuloso con su higiene.