En una contrarreloj marcada por la lluvia y por el estado del circuito -casi impracticable en algunas zonas y que nos ha dejado imágenes dantescas-, el danés Mikkel Bjerg ha hecho buenos los pronósticos y se ha proclamado, por tercer año consecutivo, campeón del mundo CRI sub 23. La prueba discurría sobre un trazado de 30,3 kilómetros.
Bjerg fue el último ciclista en tomar salida y en todo momento fue marcando los mejores tiempos intermedios, pese al mal estado del circuito. Sólo él –con un crono de 40´20″, a una media de 45,074 km/h– pudo superar el que había marcado mucho antes el norteamericano Ian Garrison (40´47″), que vio como iban llegando ciclistas y ninguno mejoraba su registro, perjudicados por una lluvia que no dejaba de caer y de encharcar el circuito. En los últimos minutos dejó de hacerlo y Bjerg voló para conquistar su tercer título mundial consecutivo.
La medalla de bronce fue para otro norteamericano, Brandon McNulty, que se quedó a tan solo 1″ de su compatriota Garrison. Tras ellos se clasificaron el danés Mathias Norsgaard y el belga Brent Van Moer.
La prueba estuvo marcada por las condiciones extremas y el mal estado de la carretera, que quedó completamente encharcada en algunas zonas en el momento de mayor lluvia, provocando varias caídas, la mayoría por lo resbaladizo del asfalto. Pero la más espectacular fue la protagnizada por el danés Johan Price-Pejtersen -campeón de Europa contrarreloj sub 23-, quien se cayó tras meterse en la zona más profunda de uno de estos charcos. Quedará, sin duda, como una de las imágenes de los Campeonatos.