El próximo domingo el ciclismo se viste de gala para recibir una nueva edición de la Paris Roubaix, en la cual cada una de las marcas de accesorios y componentes de bicicleta exhibirán lo mejor de su repertorio para los 257 kilómetros de recorrido compuestos de 29 tramos de pave, para un total de 54.5 kilómetros de empedrado.
Greg Van Avermaet (Bmc), Peter Sagan (Bora Hansgrohe), el “Dream Team” Quick Step con sus encopetados Philip Gilbert, Niki Terpstra y Zdenek Stybar y Sep Vanmarcke (EF Education First) son a priori los favoritos para llevarse la edición 115 del infierno del norte.
Una lista amplia de outsiders compuesta por Geraint Thomas (Sky), Oliver Naesen (Ag2r La mondiale), John Degenkolb y Mads Pedersen (Trek Segafredo), Wout Van Aert (Vérandas Willem – Crelans), Arnaud Demare (Groupama Fdj) y Alexander Kristoff (UAE Team Emirates) que esperan darle guerra a los grandes favoritos.
Empezemos por Greg Van Avermaet, vigente campen que espera revalidar el título, el cual ya no contará con Daniel Oss, el cual fue vital el año pasado para su victoria y que ahora se encuentra en la banda de Sagan, y que este año si le ha echado de menos ya que hasta el momento su temporada en el pave no ha sido de las mejores en los últimos años.
Seguramente en las difíciles contará solamente con Jurguen Roelandts que conoce como pocos cómo es esto del pave, pero para las aspiraciones de Van Avermaet es muy poco para darle la batalla al Quick Step Floors.
Peter Sagan contará con su misma guardia (Macied Bodnar, Juraj Sagan, Andreas Schillinger y Oss), casi un calco de la formación que utilizó en Flandes con excepción de Rudi Selig que reemplazará a Aleksejs Saramotins.
Esta vez el campeón del mundo es posible que no la vea tan difícil como en Flandes, donde Oss se fundió antes del Oude Kwaremont, ya que ante un terreno plano como es Roubaix, el italiano le servirá de ayuda a cerrar huecos y le puede liberar para que haga su erupción de potencia, velocidad y relación en el final, si no se le atraviesa el todos contra Sagan los aniquilará seguramente.
El Quick Step Floors es el equipo a batir, ya que su roster de alta envergadura con un claro líder, Philip Gilbert, que a sus 35 años será el líder de esta escuadra para Roubaix, un Dream Team, cuyas piezas tienen las cualidades técnicas y físicas para llevarse la carrera ya sea con Niki Terpstra, Yves Lampaert o Zdenek Stybar, incluso con su segunda línea integrada por Florian Senechal, Iljo Keisse y Tim Declerqt pueden llegar a tensar bastante cuando se enfrente.
Para el Quick Step la estrategia de siempre jugar adelante con una salida de Terpstra o Lampaert para que los demás equipos trabajen, controlar y cerrar huecos con Stybar y Gilbert, si se puede llegar con Terpstra o Lampaert será porque así les ha salido la carrera, o tratar de romper la hegemonía con el propio Stybar o Gilbert, si las cartas jugadas son neutralizadas.
La experiencia les dice que en el 2014 se llevaron la victoria con Niki Terpstra y que llevan 3 años logrando la 2ª posición, 2 de ellas con Stybar (2015 y 2017) y la otra con el más ganador de Roubaix, la leyenda Tom Boonen en el 2016.
El tulipán Sep Vanmarcke (EF Education First) siempre estará entre los favoritos para llevarse la Paris Roubaix, allí en el 2013 Fabian Cancellara le arrebató en el velódromo de Roubaix la victoria a Vanmarcke cuando el holandés se había lanzado desde el peralte y fue rebasado casi sobre la línea de meta.
Aunque el ciclismo no es de merecimientos, un triunfo de Vanmarcke haría justicia por muchos años de decepciones, varios podios, pero resultados esquivos en la E3 Harelbeke, en la Dwars Door Vlaanderen, en la Gent Wevelgem, en De Ronde Vlaanderen y por supuesto en Paris Roubaix.
Paris Roubaix 2011 Carrefour de l’Arbre
Pueda ser que la suerte le sonría esta vez como le ocurrió a Johan Van Summeren en el 2011 cuando un solo ataque a falta de 14 kilómetros en Carrefour de l’Arbre le sirvió para irse en solitario y ganar la Paris Roubaix.
En los outsiders se destaca la presencia de Geraint Thomas (Sky) que este año se ausentó del pave con el propósito de preparar lo mejor posible el Tour de Francia como si fuese a ser el líder, ante una posible sanción de Chris Froome.
Pero Thomas sabe que además del reconocimiento que realizará en Roubaix, es un ciclista que conoce el pave y que puede dar la sorpresa en este terreno con un equipo al que se le suma Dylan Van Barle, Ian Stanard y Gianni Moscon que no desentonó en Flandes.
Los otros outsiders son los sprinters Arnaud Demare, Alexander Kristoff y John Degenkolb que fue ganador de esta prueba en el 2015, pero que no viene de un buen año.
Para John Degenkolb será ver qué pasa, ya que su equipo también jugara con el danés Mads Pedersen, diamante en bruto que no menos de una semana daba el campanazo con la 2ª posición en el Tour de Flandes y también la 5ª posición del Dwars Door Vlaanderen lo que le valió la extensión de su contrato con el Trek Segafredo hasta el 2020.
Si llegan al velódromo tendrán que contarles en serio a los sprinters en el embalaje, porque allí cuentan con el poderío para batirse en la velocidad y salir airosos por el golpe de pedal al sprint, mientras cierra el grupo una de las revelaciones del ciclo cross, el joven de 22 años Wout Van Aert que tiene el olfato y la talla característica de un hombre para las clásicas, además que en su equipo lleva a una vieja gloria como Stijn Devolver, doble campeón del Tour de Flandes, que le puede aportar mucho de cara a una ayuda.
El pedalista Oliver Naesen cierra ese grupo con un equipo compacto en la que se destaca la presencia de Stijn Vandenbergh, Nico Denz, Tony Gallopin y Silvain Dillier, apoyo que le servirá para dos cosas, la primera, ratificar que esta para considerársele como un hombre que puede dar el salto para ser ganador en alguna prueba del pave o que este es su pico máximo para estas competencias solo es entrar en el top ten, que no es un dato menor.
El recorrido
El recorrido siempre evoca a la épica, y la épica es el Trouée d’Arenberg (2.4 kilómetros), sin este tramo la Paris Roubaix seguramente hubiese dejado de existir “cerca de un emplazamiento minero” y la identidad de la Paris Roubaix coincide con la de los mineros, entre orgullo y sufrimiento, un tramo diferente a los demás, con adoquines mal tallados, deformados, su aspecto de fuerza en una recta larga bordeada por árboles, “es el tramo con el peor adoquinado”, decía François Doulcier, presidente de Les Amis de Paris-Roubaix.
Según Filippo Pozatho, previa a la entrada de Arenberg la tensión en el lote se empieza a sentir en el ambiente porque no hay espacio para todos, los nervios pueden jugar una mala pasada y el ritmo empieza se eleva ya que todo el mundo quiere terminar esa parte lo más rápido posible.
«No creo que haya habido alguien que haya ganado la París-Roubaix saliendo de Arenberg en el puesto 60. Y eso, los líderes lo saben», dice Thierry Gouvenou, el ex ciclista francés y director de Amaury Sports Organozation (ASO).
Otro de los sectores claves es Mons-en-Pévèle a 48.5 kilómetros de la meta, sector de 3 kilómetros que se endurece por ser un falso llano donde es difícil pedalear debido a la cantidad de barro que se acumula sobre la via.
Sin embargo, el que prácticamente define la carrera y es el último tramo 5 estrellas es Carrefour de l’Arbre, cuyos 2.1 kilómetros a escasos 17 kms de la meta suponen la última oportunidad para el ataque.
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