Sembrar papas fue el inicio para ganarse el corazón de Costa Rica

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Si pudiera esconder un hecho de su currículo serían los Juegos Olímpicos Beijing 2008. Si pudiera resaltar un hecho de su currículo sería la única Vuelta a Costa Rica que coleccionó allá en diciembre del año 2000.

Su premio en dicho momento fue verde, con buen sabor y contenía una que otra espina. No es broma, la presea era nada más y nada menos que un chayote. No hay duda alguna que la imagen se plasmó en los aficionados al deporte nacional.

Cuando alguien lo ve en la calle no lo piensa dos veces para saludarlo. De contextura delgada, altura promedio y un rostro que refleja el largo camino enfrentado a sus 39 años de edad, mencionar el sobre nombre de «Lico» es sinónimo de humildad, esfuerzo y dedicación.

Federico Ramírez carga el peso de una historia larga para contar. Inició su carrera profesional como ciclista en 1991, pero la pasión venía desde niño gracias a sus hermanos, gracias a su sangre. Precisamente esa misma sangre fue la que le enseñó a cultivar papas, zanahorias y cebollas, sin embargo, curiosamente los chayotes casi nunca pasaron por sus sembradíos.

Algo de vida. Creció como un niño tímido pero ágil para participar en acostumbrados juegos que hoy en día añora. Fútbol en la calle, “bolinchas” e incluso el famoso escondido son recuerdos que le traen de vuelta al Federico de seis o siete años.

Solo tuvo la posibilidad de ir a la escuela pues el trabajo lo llamó para ayudar en el hogar. Laboró hasta que conoció ese mágico implemento de dos ruedas. Cuando tenía 15 años ya estaba montado en su primera bicicleta y de ahí en adelante comenzó la aventura que lo ha llevado, incluso, hasta el otro lado del Mundo.

Empezó en Juegos Nacionales de 1991, pero cuatro años más tarde ya estaba enfilado para iniciar la Vuelta a Costa Rica de 1994. No lo puede esconder, su primera bicicleta era un «portón» hecho a base de hierro.

En su primer giro nacional no le pudo haber ido mejor. Ayudó para que Andrés Brenes ganara el evento y de pasó se colocó como el mejor novato. De sus palabras solo se escuchan maravillas sobre esa primera Vuelta que marcaría el comienzo de todo.

Un año más tarde quedó a segundos de dejarse la actividad decembrina. Se quedó con el subcampeonato y comenzó la espera de cinco largos años para uno de sus mejores momentos.

Vuelta 2000. Todo está listo para comenzar. Por primera vez, en varios años, se inicia la Vuelta a Costa Rica en el Velódromo Nacional, lugar donde «Lico» se acomodaba para partir.

Una niña, la cual no tenía más de cinco años, se acercó al brumoso y le dio cuatro monedas de 20 colones. «Tome, le pago para que gane todo», fueron las palabras de aquella criatura que hoy tendría 20 años. El hecho marcó para siempre la vida de Ramírez.

Increíblemente «Lico» dice que llegó en uno de sus peores momentos para el 2000. No había fuerza para ganar, tampoco mentalidad vencedora y mucho menos preparación para lograr el objetivo. No obstante, los 124.8 kilómetros que separan San Vito y Buenos Aires de Puntarenas le dieron la estocada final.

No sabe cómo lo consiguió, pero la Vuelta era suya. Todo era celebración y algarabía en la Avenida Segunda cuando celebraba su título. Fue ahí cuando apareció ese chayote que nadie sabe de dónde vino, ese chayote que sirvió como trofeo único.

Olímpicos 2008. Aunque parezca una locura para cualquier atleta a nivel Mundial, si pudiera eliminar un pasaje de su hoja de vida serían los Juegos Olímpicos Beijing 2008. La prueba en China no se pudo tan siquiera culminar y el retiro apareció a medio camino.

«Lico» califica su paso como uno de los más malos cuando disputaba el Mountain Bike en Olimpiadas. No tenía entrenamiento correcto, venía de una cirugía y el viaje hacia Oriente se hizo cuatro días antes de la prueba.

Su cuerpo no le dio la suficiente energía para continuar, por lo que hace memoria mínima a un día que no le gusta recordar.

Después de regresar tras su efímero momento en Beijing, tomó revancha poco a poco en escenarios como la Ruta de los Conquistadores, misma competencia de la cual colecciona cinco ganes. Eso, agregado a la Vuelta del 2000, son tomados como la cima de su carrera.

Cierre. No sabe cuándo ni cómo se retirará. Realmente no le interesa eso por el momento hasta que su organismo se lo permita. De lo que sí es consciente es explicar quién es uno de los mejores ciclistas en Costa Rica.

Para Ramírez él mismo es uno de los exponentes con más brillo en la disciplina. Pero un momento, no piense que es egocentrismo puro, para nada. Al contrario, es que ¿Quién logra tanto éxito en Ruta y Mountain Bike? No hay excusa para arrebatarle el pensamiento.

Agregado a esto, Juan Carlos Rojas y Andrey Amador entran en su top de hombres históricos para el deporte tico. Rojas lo hace por su historial con cuatro Vueltas al país, mientras que Amador puede «rajar» todo lo que quiera tras conquistar una etapa del Giro de Italia 2012.

Es precisamente ahí donde se engancha uno de los sueños con el que «Lico» siempre vive. Correr Vuelta a España, Tour de Francia o Giro de Italia se resguarda como anhelo único, pero por lo menos ganó un trofeo más grande que todos esos juntos: El cariño del pueblo.

Al final del día Federico y este servidor nos sentamos a conversar sobre ciclismo. Algo que a los dos nos apasiona y de donde podemos sacar horas para conversar.

De regreso a casa me di cuenta de algo lógico y cierto. Aquel chayote fue consumido por «Lico» pero no llegó a su estómago, sino a su corazón…

VÍDEO: https://www.youtube.com/watch?v=Tr__nwrSXr4