Paolo Montoya logró su segundo título en la Ruta de los Conquistadores, y además igualó a su padre, Rodrigo Montoya que cuenta con la misma cantidad, para cerrar con broche de oro un año que calificó como «muy bueno, y éxitoso». A pesar del sufrimiento, y desgaste que representó la primera etapa para el hijo de Santa Ana, fue precisamente ahi donde pudo sacar la ventaja suficiente para dejarse el campeonato.
Para este sábado también hubo momentos difíciles, pero muy diferentes a los del jueves. Montoya pinchó en uno de los puentes, y tuvo varios minutos de «calvario».
«Fue un día complicado, pinché en un mal momento y sufrí mucho, tuve que parar dos veces a inflar la llanta para poder llegar al puesto de asistencia para arreglar el aro, e intentar perder el menor tiempo posible», aseguró.
La tensión jugó un papel importante en sos momentos para Paolo, me desesperé un poco, venía preocupado porque no tenía noción del tiempo, gracias a Dios mis compañeros tanto Deiber como José Alfredo, me ayudaron bastante para llegar bien a la meta».
Poder empatar a su papá en títulos de la ruta es un orgullo para Paolo, «estoy muy contento también por eso, he sufrido más que la primera vez, quiero agradecer a todo mi equipo, a mi papá, y esto es para toda mi familia por el momento difícil que estamos pasando», indicò en referencia a la muerte de una prima.
Para el próximo año el objetivo de Paolo Montoya será mejorar todo lo que consiguió en esta temporada: participación en juegos olímpicos, segundo lugar del latinoamericano de short track, campeón nacional, y ganador de la ruta de los conquistadores.