Kittel fue Tirano de Bergerac, Amador llegó con el lote principal

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Bergerac nos trae inevitablemente la imagen de una larga nariz. La de Cyrano de Bergerac, ese poeta y pensador francés coetáneo de Molière en el Siglo XVII, que inspiró a Edmond Rostand una obra de teatro en la que un rudo personaje, diestro con la espada pero sensible con la palabra, dedicaba sus versos a la amada en nombre de otra persona. Muchos le recordarán encarnado en el cine en Gerard Depardieu (1990). O, incluso, en José Ferrer (1950).

ANtes de iniciar con la etapa cabe destacar que Andrey Amador finalizó en el puesto 76 con el mismo tiempo de Kittel ( 4.01.00). Por la clasficiación general Amador esta en la casilla 110 a una diferencia de 1.10.42 del líder Cristhopher Froome.

Este año el tirano ha sido Marcel Kittel. El tirano del sprint. El día después del primer descanso, con las montañas del Jura y de los Alpes ya en el retrovisor, el alemán conquistó con autoridad su cuarta victoria en la presente edición. Sólo hubo una llegada masiva que no dominó, en Vittel, porque se quedó cortado en una montonera. Su triunfo también le eleva a la cima del ciclismo alemán, donde estaba empatado a 12 etapas con Erik Zabel. Su éxito en Bergerac es su 13ª victoria. Y no tiene pinta de que sea la última.

La etapa no dio para más. Ni ganas que tendría la mayoría de ciclistas. Las heridas de la última batalla todavía no habían cicatrizado. Rafal Majka no tomó la salida, como ya había anunciado en el lunes de reposo. De los siete ganadores de etapa que ha habido hasta la fecha, ya hay tres que no surcan las carreteras francesas: Peter Sagan, Geraint Thomas y Arnaud Démare. El Tour no coge prisioneros. Y rueda sin piedad.

Y como la vida sigue, no faltó la aventura de cada etapa llana. Dos franceses. En el primer kilómetro saltó Yoann Offredo (Wanty). Y tras él salió Elie Gesbert (Fortuneo), el benjamín del Tour 2017, el ciclista que cumplió 22 años justo en la jornada de su debut en Düsseldorf, cuando inauguró la carrera en la contrarreloj. Han pasado solo diez días, ni siquiera la mitad del recorrido. Y han ocurrido ya tantas cosas…