Tres ciclistas profesionales se han referido al tema como un factor determinante para alcanzar resultados.
En una época en la que el ciclismo parece estar en el tope de la evolución tecnológica, en cuanto a componentes e indumentaria y el rendimiento de los atletas que disputan los títulos suele ser muy equilibrado, las grandes estructuras ciclísticas se enfocan en buscar la diferencia en aspectos que siempre han sido considerados, pero que tal vez no parecían tan relevantes en pleno auge comercial de las marcas de bicicletas.
Aunque todos los elementos para convertirse en ciclista de alto rendimiento parecen estar al alcance de la mano, con datos precisos y planes de preparación de los profesionales expuestos al público, da la sensación de que la clave del éxito requiere, cada vez más, del acompañamiento científico y la asesoría de profesionales de diferentes áreas que busquen ganancias marginales a través del rigor y la disciplina.
Durante el último meses, tres ciclistas profesionales del calibre de Dylan van Baarle, gregario del lujo del Jumbo Visma; Matej Mohorič (Bahrain Victorious), campeón mundial de Gravel y Rigoberto Urán una de las figuras del EF Education Easy Post, han destacado la importancia que ha ganado la alimentación en el ciclismo actual como un factor determinante en la consecución de resultados.
Uno de los primeros entregar declaraciones al respecto fue Dylan van Baarle, quien tras cinco temporadas en INEOS Grenadiers, se convirtió en un gregario de lujo para el Jumbo Visma durante el 2023.
“La nutrición me permitió progresar, sobre todo en las carreras de tres semanas, te sientes más recuperado en cada etapa. Nunca tuve un día malo y todo eso se debe a la alimentación sobre y fuera de la bicicleta”, comentó el vigente campeón de la Omloop Het Nieuwsblad.
Por su parte, Matej Mohorič (Bahrain Victorious), reforzó el concepto de que cada vez son más escasas las populares pájaras en el ciclismo profesional, entregando detalles sobre cómo ha cambiado la alimentación durante la última década.
«Con lo que comía hace una década en una etapa dura del Tour o una clásica aguantaría a duras penas poco más de una hora en el pelotón.
«Ahora sé que todo lo que sabía sobre entrenamiento y nutrición estaba muy mal, como dietas bajas en carbohidratos y todo ese tipo de cosas que se pasan por alto. Y básicamente hacíamos todo mal. Miro para atrás y a veces te da hasta vergüenza de cómo hacía las cosas», detalló el esloveno.
De la misma manera, Rigoberto Urán mencionó el tema durante el diálogo con Johan Bruyneel y Víctor Hugo Peña, a través de su pódcast de ciclismo La Movida, enumerando los factores que hacen que el pelotón vaya cada vez más rápido y sea cada día más competitivo.
“La alimentación también es un tema muy grande y yo creo que en estos momentos es lo que está marcando la diferencia. La forma de alimentarse, poder medir cuánto consumen, cuánto necesitan para recuperar”, afirmó el colombiano.
Las declaraciones dejan como evidencia que la posibilidad que da la tecnología que obtener datos, hacer seguimiento diario a los atletas, medir cada aspecto por cotidiano que parezca, está incrementando el nivel de disciplina con el que un deportista y en este caso un ciclista debe preparar sus objetivos, el margen de error es mínimo.