Posted by Diez mujeres ciclistas son ejemplo entereza y empatía en Costa Rica, después de afrontar un traumático episodio mientras adelantaban su práctica deportiva.
Las denuncias del colectivo permitieron que Jerickson Alfaro Rojas fuera condenado a 32 años de prisión por el delito de abusos sexuales contra personas mayores de edad entre abril y mayo de 2022. La sentencia fue dictada el pasado 17 de febrero de 2023, después de casi nueve meses de proceso.
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Aunque los hechos se presentaron en diferentes fechas, la voluntad de impedir el impase a otras mujeres percató a las víctimas de que sus casos no eran hechos aislados y de la necesidad de unirse para ser escuchadas.
“Fue un ride que salimos de Lindora, llegamos al parque de Grecia, todo transcurría súper normal. Cuando veníamos de retorno, por el Palí que pusieron en Grecia, tal vez 400 metros bajando, yo venía ahí como cleteando sobre los pedales, sentí una persona que se me acercó mucho y en lo que yo lo vuelvo a ver, me mete la mano y me toca” comenta Katherine Cubillo, víctima del sujeto, agregando que en esa misma jornada coincidieron varias ciclistas agredidas en situaciones similares.
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A pesar de los sentimientos de impotencia y tristeza experimentados por las víctimas, reconocieron la importancia del apoyo de sus seres cercanos impulsándolas a denunciar, lo que permitió la coincidencia de 26 víctimas, de las cuales solo diez de ellas se mantuvieron unidas hasta el final del proceso.
«En ese momento yo no me daba cuenta de que había más gente. Y a los ocho días vi otra historia y en eso la gente me empezó a escribir, y dije no puede ser que esto esté pasando y en muchos lugares, personas de Cartago, de Alajuela, gente de todo lado. Por lo que creo que el empoderamiento y el no quedarse callada es el mensaje principal”, expresa Natalia Castro, otra de las afectadas, quien optó en primera instancia por denunciar la agresión a través de las redes sociales.
Después de la conexión que lograron establecer vía Whatsapp, el grupo de ciclistas quiso llevar el caso hasta las últimas consecuencias, por lo que buscaron asesoría legal. Encontrando en el abogado Javier Chaverri y su bufete NCC Law a unos aliados fundamentales, aportando sus servicios ad honórem con el objetivo de hacer justicia y sentar un precedente.
“Apareció don Javier que fue realmente una gran bendición, se ofreció a llevar el caso de nosotras… Inclusive ad honórem entonces fui puse mi demanda, di mi testimonio y cuando me di cuenta estábamos firmando documentos. Cuando nos citaron a tomarnos testimonios en la Fiscalía de Grecia, don Javier había avanzado muchísimo y ya este muchacho estaba con prisión preventiva porque él tenía asuntos pendientes, incluso andaba brazalete”, precisó Katherinne.
La celeridad que tuvo el caso devolvió les devolvió la esperanza, a pesar de que en su momento tuvieron temor a ser minimizadas.
“Los abusos callejeros son cada vez más frecuentes y no tenemos por qué soportarlo o permitirlo. Se lo expresaba a Javier ese día, yo no tengo como agradecer lo que ellos hicieron porque no es cualquiera el que lo hace. Ellos lo hicieron por colaborar y eso hay que rescatarlo, apuntó Natalia llena de gratitud con Javier Chaverri y bufete.
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Aunque el proceso las fortaleció, coinciden en que el episodio dejó secuelas en las que continúan trabajando y que se hacen más llevaderas después obtener justicia.
“El que pasara todo tan rápido y que fuera tan ágil el proceso, saber que ya él estaba preso, le va dando a uno puntos de seguridad importantes. El día después de que se dictó la sentencia, a pesar de que sabía que estaba preso, salí casi que a festejarlo, era como recuperar algo que me habían quitada el 1 de mayo (2002), esa seguridad y esa libertad las recuperé este 17 (febrero), cuando nos dijeron después de un juicio de tres días, chicas se logró. Al día siguiente salí a entrenar y a celebrar que habíamos recuperado nuestra seguridad”, describió Ketherinne.
Katherinne Cubillo y Natalia Castro son la cara de un colectivo que logró su propósito de hacer justicia, invitando a través del ejemplo a denunciar cualquier acto abusivo en contra de las mujeres, protegiendo a generaciones futuras de los daños que personas inescrupulosas pueden causarles motivados por la indiferencia cada vez más profunda en la sociedad.
«A partir del momento en que dictaron la sentencia, cambia la historia y eso es un granito de arena que se aporta y que abre puertas para que de ahora en adelante este tipo de cosas se aborden diferente», concluyó Natalia Castro.
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